16-06-2015
Bayer HealthCare - Pharmaceuticals
Profesionales sanitarios y pacientes, unidos para poner fin al mal control de la anticoagulación en España
• Uno de los principales compromisos de la Red ‘La Salud del Paciente, por delante’ es identificar al paciente prioritario, que es quien se espera que alcance mayor beneficio con los anticoagulantes orales de acción directa (ACOD) / • Proponen concienciar sobre las causas y consecuencias que supone el ictus. Una correcta anticoagulación es vital para disminuir el riesgo de complicaciones tromboembólicas en el paciente con fibrilación auricular (FA), la principal arritmia cardiaca y el segundo factor de riesgo más importante de ictus / • Alertan sobre la importancia de detectar el mal control del INR siguiendo las pautas del Informe de Posicionamiento Terapéutico. Se calcula que en España un tercio de los pacientes anticoagulados está mal controlado
Representantes de las principales especialidades responsables de la atención del paciente
anticoagulado han acordado una serie de compromisos para terminar con el mal control que sufre un
tercio de éstos en España. En este documento también han participado asociaciones de pacientes,
quienes están a favor de concienciar a la sociedad para el autocuidado y realizar un trabajo
conjunto con los profesionales de la salud para evitar los riesgos de la fibrilación
auricular.
Identificar al paciente prioritario, aquel que se beneficiará más de un tratamiento con un
Anticoagulante de Acción Directa (ACOD), concienciar sobre las causas y consecuencias que
supone sufrir un ictus (principal consecuencia de un mal control de la anticoagulación), así
como la importancia de su prevención; y la detección del mal control del INR (valor que se utiliza
en el seguimiento de los pacientes anticoagulados para medir la eficacia del tratamiento), son
algunos de los compromisos generales, transversales y fundamentales que todo profesional implicado
en la gestión del paciente anticoagulado (más de 800.000 pacientes en España) debe asumir desde su
responsabilidad profesional para terminar con el mal control de más de un tercio de estos
pacientes en el país.
Así lo reconocen, por primera vez, en un documento de la Red ‘La salud del paciente, por
delante’, expertos en representación de sus especialidades -
Cardiología, Medicina Interna, Neurología, Hematología, Geriatría, Medicina de Familia y
Enfermería-, así como asociaciones de pacientes, en el que animan a los profesionales
sanitarios a comprometerse en aras de mejorar la gestión de estos pacientes, pues una correcta
anticoagulación es vital para disminuir el riesgo de complicaciones tromboembólicas en el paciente
con fibrilación auricular (FA) no valvular, la principal arritmia cardiaca y el segundo factor de
riesgo más importante de ictus, enfermedad que representa la primera causa de muerte en la mujer
española.
Según explica el
d
octor
José María Lobos, coordinador del Grupo de Enfermedades Cardiovasculares de la
Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFyC) y coordinador de la Red, el
documento
‘Compromisos para la gestión del paciente anticoagulado
’ (LINK) recoge aquellas medidas que los profesionales sanitarios, desde la responsabilidad
o papel que tienen en el manejo de la anticoagulación, deben llevar a cabo en línea con su
compromiso ético con los pacientes. Y es que, la utilización de los anticoagulantes de acción
directa en España (alternativa en los casos de mal control con los anticoagulantes clásicos)
sólo ha alcanzado un 9%, mientras que en otros países como Francia o Alemania supera el
20%.
“Los motivos, entre otros, el incumplimiento de las recomendaciones del Ministerio de Sanidad”,
señala.
Entre los compromisos compartidos por todas las especialidades, destaca la identificación y
reconocimiento de los pacientes prioritarios para el tratamiento con ACOD, a partir de un
diagnóstico de fibrilación auricular no valvular y la evaluación del riesgo tromboembólico y
hemorrágico.
“Consideramos pacientes prioritarios a aquellos en los que el beneficio terapéutico de tratar
con ACOD es mayor, en cuanto a la probabilidad de evitar ictus y efectos adversos y con un mejor
perfil de seguridad, en comparación con el tratamiento con AVK. Por ello, en estos pacientes los
profesionales sanitarios tienen la responsabilidad de plantear la indicación de ACOD”, señala
el doctor Lobos.
Por su parte, el
doctor José Ramón González Juanatey, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital
Clínico Universitario de Santiago de Compostela y coordinador de la Red ‘
La salud del paciente, por delante’, explica que los otros dos compromisos compartidos por
todas las especialidades son, por una parte, concienciar sobre las causas y consecuencias del
ictus, como el mal control de la anticoagulación, y, por otra, cómo prevenir este ictus desde
el control del INR. Así, señala, que
“la definición del mal control del INR debe ser la que se recoge en el Informe de
Posicionamiento Terapéutico (IPT), consensuado por la Agencia Española del Medicamento y Productos
Sanitarios con las comunidades autónomas, que está en línea con lo establecido en las guías
internacionales”.
Cabe destacar que el IPT define que: “
Se considerará que el control de INR es inadecuado cuando el porcentaje de tiempo en rango
terapéutico (TRT) sea inferior al 65%, calculado por el método de Rosendaal. En los casos en los
que este método no esté disponible, se considerará que el control de INR es inadecuado cuando el
porcentaje de valores de INR dentro de rango terapéutico sea inferior al 60%. En cualquiera de los
supuestos, el periodo de valoración es de al menos los últimos seis meses...”.
El
doctor Jaime Masjuan, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Ramón y Cajal
de Madrid y miembro de la Red, recalca que el neurólogo es el responsable de la prescripción de
anticoagulantes en los pacientes que han tenido un ictus isquémico de origen cardioembólico.
“Pueden darse al respecto dos situaciones: que el ictus se presente sin que el paciente esté
recibiendo tratamiento anticoagulante -ya sea por falta de diagnóstico o por falta de tratamiento
correcto- o que éste se presente a pesar de que el paciente sí esté recibiendo tratamiento
anticoagulante. Ante la importancia del riesgo de recurrencia de ictus isquémico y del riesgo de
ictus hemorrágico en estos pacientes, se considera que, en prevención secundaria, es obligado
utilizar un fármaco como los ACOD que, a igual eficacia, tenga la menor tasa de hemorragia
intracraneal”.
La
doctora
Cristina Avendaño, presidenta de la Sociedad Española de Farmacología Clínica y
miembro de la Red, ha destacado la importancia de este documento dentro de la situación actual, en
la que existe disparidad en el acceso a los anticoagulantes de acción directa, según la comunidad
autónoma donde se resida, y la coordinación entre las distintas especialidades que atienden a estos
pacientes es mejorable. Explica que este documento llama a que los profesionales tomen la
iniciativa, dentro de su responsabilidad y en el marco del IPT, partiendo de la necesidad de
difundir la evidencia científica y experiencia real que sustenta la innovación en esta área para
poder desterrar mitos y asentar realidades, consiguiendo que los pacientes anticoagulados con AVK
con un mal control de INR dejen de estar en riesgo. “
Este riesgo no se considera como tal y se minimiza su importancia y, por tanto, existe la
necesidad urgente de actuar en estos pacientes y optimizar su tratamiento anticoagulante”,
concluye.
Además de los compromisos de los distintos especialistas, es de relevancia capital la figura
del propio paciente. En este sentido,
Carmen Aleix, presidenta de la Federación Española del Ictus y miembro de la Red,
considera que
“es responsabilidad del paciente tener información sobre su enfermedad, el cumplimiento
terapéutico, la implicación en su autocuidado, saber cómo actuar ante posibles complicaciones y
conocer los riesgos de no ser diagnosticado a tiempo”, punto último que considera muy
importante la información a las poblaciones de riesgo.
Finalmente pone de relieve que las organizaciones han de integrarse a la red sanitaria pública
como un agente más; promoviendo la educación de los pacientes anticoagulados en su tratamiento y en
la enfermedad, y seguir exigiendo a las administraciones sanitarias el cumplimiento de sus
derechos, como una mayor equidad en el acceso a los tratamientos.
Resumen de los compromisos por especialidades:
Cardiología
- Adecuar la prescripción del tratamiento anticoagulante en función del riesgo tromboembólico y
hemorrágico del paciente.
- Mejorar el flujo de información con otros especialistas, en particular con los hematólogos y
los médicos de Atención Primaria que conlleve una mejor organización del proceso asistencial de los
pacientes con fibrilación auricular.
- Incrementar la educación sanitaria sobre el tratamiento, informando a los pacientes sobre las opciones terapéuticas disponibles y cuál es la más idónea en cada caso.
Neurología
- Identificar el paciente prioritario, es decir, aquel que ha sufrido un ictus o con isquemia
cerebral transitoria de origen cardioembólico. Se considera que, en prevención secundaria, es
obligado utilizar un fármaco que, a igual eficacia, tenga menor tasa de hemorragia intracraneal,
por tanto, candidato a recibir un ACOD.
- Sensibilizar al resto de profesionales sanitarios y pacientes sobre la importancia del ictus.
- Mejorar el trabajo colaborativo con los profesionales de Atención Primaria y otros especialistas para establecer las vías para el mejor manejo de estos pacientes que ya lo han sufrido ictus para tener acceso a la información sobre el TRT o Tiempo de Rango Terapéutico (el porcentaje de tiempo que el paciente está dentro de rango de INR) de los pacientes anticoagulados con AVK.
Medicina Familiar
- Promover la organización de un proceso asistencial integrado y dinámico para el manejo del
paciente con Fibrilación Auricular, coordinado por el médico de Atención Primaria y en el que se
fomenten las decisiones compartidas con el resto de especialistas, en cuanto al inicio o cambios en
la anticoagulación, y a través de la labor de la enfermera de enlace o gestora de casos para la
interconexión entre los distintos especialistas que intervienen en el manejo de la patología.
- Conocer el proceso de prescripción de anticoagulantes (clásicos y nuevos) en su comunidad autónoma, con el fin de prescribir, en el marco de lo que establece el IPT, el tratamiento más adecuado, y que asuma la responsabilidad en el manejo de la anticoagulación y reclame.
Medicina Interna
- Adecuar la prescripción del tratamiento anticoagulante en función del riesgo tromboembólico y de sangrado del paciente, y de otras condiciones particulares, como su dificultad para la movilización y la presencia de polimedicación.
Hematología
- Impulsar la actividad de las unidades de terapia antitrombótica, abriendo las unidades hospitalarias mixtas (hospitalaria y Atención Primaria) que realicen protocolos de uso de ACOD, e implantar y poner a disposición de los facultativos y pacientes el parámetro TRT en los pacientes tratados con AVK, homogeneizando dicho parámetro.
Geriatría
- Evitar la toma de decisiones sobre instauración y manejo de tratamiento anticoagulante en función de consideraciones basadas exclusivamente en la edad, que ponen a los pacientes ancianos en riesgo de complicaciones tromobembólicas y hemorrágicas por infratratamiento, sobretratamiento o tratamiento inadecuado.
Enfermería
- Realizar planes de cuidados que permitan un seguimiento de los pacientes, independientemente del tipo de anticoagulante que reciban, o garantizar la continuidad de cuidados entre los distintos ámbitos sanitarios, a través de una transmisión correcta de la información y los datos clínicos.